Esta dirigencia de la DAIA (la DAIA de Hercman, Kirszenbaum y Toker entre otros) que condecoró a policías; que amagó con dar a conocer el Libro Blanco que su jefe máximo (Rubén Beraja) afirmó disponer hasta 15 días antes del inicio de su caída allá por 1997 -en el que habrían estado registrados los nombres de los que obstruían las investigaciones-; que no tuvo la suficiente visión crítica como para no contratar a la misma abogada que defiende los intereses del encarcelado Rubén Beraja (¿o sí la tuvo y por eso lo hizo…?); que no mencionó ni una sola línea acerca de las extrañas vinculaciones económicas entre su anterior Presidente (José Hercman y el grupo Meller o el iraní “garantizado” por su embajada en un departamento de su propiedad) o que -a modo de último ejemplo- homenajeó a la Policía Federal en noviembre de 2001 por “la tarea de investigación realizada con respecto a los atentados terroristas contra la Embajada de Israel y la AMIA” sin criticar siquiera la zona liberada producida en ambas situaciones; esa DAIA, decía, es la que hoy se queja y no acepta la distinción que el AJC le está entregando al Presidente Kirchner.
Esta DAIA, que jamás hiciera la menor autocrítica, ahora sale a la palestra afirmando que el Presidente Kirchner no debe ser distinguido.
Una interna inoportuna y fuera de lugar
Jorge Kirszenbaum, un político comunitario que no anda con reparos a la hora de mantenerse en el poder, ha sabido congraciarse con la izquierda comunitaria militando en ella desde el viejo Mapam (izquierda socialista kibutziana) para pasarse a las filas de Convergencia (partido progresista laico de la comunidad judía argentina) y recalar, finalmente, en los brazos del partido de ascendencia religiosa sefaradí Mizrahi. Lo que se llama todo un ideólogo que ha sabido sostener sus ideas y postulados al servicio de quien lo recibiera en su cuna.
Kirszenbaum llega a la Vice Presidencia primera de la DAIA en un tono conflictivo con el aire que pretendió insuflar Lewi. Y ahora, es su oportunidad de tallar libremente, dejar en claro quién es el que manda y rezar (es más, desde Mizrahi debería de tener la obligación religiosa de hacerlo aunque más no sea de vez en cuando) para que Lewi no vuelva.
Lo que sí resulta increíble es la adscripción de Toker a la carta dado que, al menos se suponía que el Secretario General de la DAIA estaba políticamente enfrentado con Hercman y Kirszenbaum. Pero en política todo es posible…
Quien sí se mostró, realmente, molesta es la dirigencia de la AMIA que si bien se mantuvo en silencio, dejó trascender su enojo oficiosamente.
Otra vez el mensajero
Durante el mismo día 5 de mayo, y seguramente provocado por algunas presiones y el reconocimiento del grave error político cometido, la DAIA volvió a emitir otro comunicado en el que manifestó que el periodismo distorsionó la información. “La DAIA expresa públicamente su adhesión al objetivo del AJC de otorgar un espacio de diálogo con el doctor Kirchner a fin de que él mismo tenga oportunidad de ratificar su compromiso con la búsqueda de la verdad”.
Quien quiera retirar copia del primer comunicado puede hacerlo en nuestra redacción. Como siempre, es más fácil marcar errores en la interpretación que asumir errores políticos propios. La DAIA de Beraja, Hercman, Kirszenbaum y Toker nunca tuvo autocrítica, y si ahora recuperan el poder, no hay motivo para que la tengan.
Interlocutores
La cuestión es otra: ¿cómo quedó su relación con el poder nacional? ¿Con qué cara mirarán a Kirchner y su gente a partir de ahora?…
La directora para Asuntos Latinoamericanos del AJC, Dina Siegel, explicó el reconocimiento a Kirchner: “Durante años se han invitado a nuestras conferencias anuales a personalidades de la máxima importancia. Esa invitación es una distinción porque reconocemos -de este modo- su compromiso con la investigación de los atentados y por sostener la imprescriptibilidad de delitos como el genocidio”.
Lo cierto es que Lewi taponó, hasta ahora, el golpe de los “históricos” de la DAIA contra Kirchner. Pero algo iba a pasar en algún momento y parece que esa hora llegó de la mano de la licencia del Presidente electo hace menos de seis meses. No hay que olvidarse de las declaraciones de la senadora Cristina Kirchner, quien fuera titular de la Comisión Bicameral de Seguimiento de la Investigación de los Atentados, una crítica implacable de la pesquisa menemista, el juez Galeano y la DAIA (la DAIA de Beraja, Hercman, Kirszenbaum y Toker). Su conocimiento del expediente influyó en la decisión del Presidente de abrir los archivos y permitirle a los agentes de la SIDE que cuenten (aunque sea parcialmente) su versión sobre la investigación. Así fue que se ratificó el pago ilegal a Carlos Telleldín, lo que dejó mal parado a Galeano, los fiscales, la SIDE y a quienes -como la DAIA- les dieron su respaldo durante los diez años que lleva la investigación.
Abraham Kaul, el Presidente de la AMIA -también en Washington-, rompió el silencio y salió en defensa de Kirchner de quien dijo que “no tiene nada que ver con el estado de la investigación; el Presidente ha hecho todo lo posible para que la investigación avance, aunque a algunos no les guste. En el juicio han surgido verdades que hay que asumir, y esas verdades han surgido por la decisión de abrir los archivos» finalizó.
Final abierto
Lo cierto es que esto recién empieza. Parte de la dirigencia que acompaña involuntariamente a Lewi se vio rezagada por algunas de sus decisiones y los apoyos obtenidos. Pero ahora la cosa parece ser diferente. Ya se habían registrado algunos indicios en dirección contraria y su enfermedad abrió la puerta para el gran retorno. Es probable que Kirszenbaum y compañía hayan elegido el camino equivocado al enfrentarse a un Gobierno que, a pesar de las críticas recibidas por el grupo de familiares reunidos en APEMIA, ha hecho mucho más que sus antecesores en el poder.
Kaul finaliza su mandato el año próximo y es posible, también, que esté viendo una rendija por donde entrar a la alta política de la mano de la máxima entidad techo representativa de la comunidad judía de la Argentina. Hoy, a ojos vista, es posible que incluso ya sea el único interlocutor del Gobierno a partir de este desaire que no recibiera ni Menem (bajo cuyo Gobierno se plantaron los dos atentados), ni las torpezas de De la Rúa.
El final está abierto, esta película aún no termina…