El reducidor de autos Carlos Telledín se negó a contestar las preguntas del juez federal Ariel Lijo y le presentó un descargo por escrito en la causa en la que se investigan irregularidades en el trámite de la causa por la voladura de la AMIA.
«Mi voluntad estaba viciada, no fue un consentimiento libre el que presté, afirma Telleldín en su escrito. Estaba coaccionado», continuó luego en declaraciones hechas antes de ingresar a los tribunales.
Lo cierto es que Telleldín siguió la misma estrategia de su esposa, Ana Boragni, quien también se negó a declarar y presentó un escrito en el que ratificó que el cobro de 400.000 dólares se lo hizo «una persona que se presentó como enviado de la editorial» que iba a publicar un supuesto libro de su marido.
En su paso por Tribunales, Boragni reconoció que cobró 400 mil dólares a nombre de su marido, preso entonces por el atentado, pero sostuvo que creyó era «el pago por un libro» y no supo que ese dinero había salido de la Secretaría de Inteligencia del Estado.
Notas Relacionadas
11/04/2006 La precariedad laboral en Francia y Argentina
27/12/2004 Memorias de la Plaza
08/02/2005 Pierde gravitación política