Las autoridades judiciales ordenaron también el arresto de 9 investigadores israelíes de 3 empresas privadas -Modi’in Ezrahi, Krochmal Zvika y Pelosoff-Balili- por prestar ayuda en estos casos de espionaje.
El espionaje se prolongó durante un periodo de 18 meses y, según el superintendente de la Policía, Roni Hindi, este es «uno de los más graves escándalos de espionaje industrial israelí».
El virus ‘Caballo de Troya’ se infiltró en decenas de compañías con distintas actividades industriales. Al quedar instalado, el virus permite a los piratas informáticos rastrear todas las actividades realizadas por el sistema e incluso controlar a distancia sus funciones. De esta forma, los espías lograron obtener documentos e imágenes de enorme valor comercial, que luego entregaron a los clientes.
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