Jonathan Fine:

“El terrorismo islámico nada tiene que ver con la guerrilla de los ´70”

“Nunca vi algo tan tremendo como los atentados en los colectivos. ¿Sabe cómo se identifican los cadáveres?: contando cabezas. No hay otro modo porque los restos de los cuerpos se mezclan y es imposible identificarlos”. Así comenzó el diálogo con Jonathan Fine a los pocos días del asesinato del jeque Ahmed Yassin. Nacido en Israel, Fine es historiador especializado en temas de terrorismo, recibido en la Universidad Hebrea de Jerusalem, y docente invitado en universidades de los Estados Unidos. Para comprender mejor la actualidad de los movimientos terroristas, Fine propone analizar las diferencias entre el terrorismo del integrismo musulmán y los movimientos que operaron entre los ´60 y los ´70 en el mundo. “Más allá de los tipos de guerrilla, en todos los casos existía diálogo y disponían de una agenda secular. En el 11-S no hubo un solo intercambio de palabras con los secuestradores”. Esta entrevista fue realizada antes de la eliminación selectiva de Rantisi.

Por Guillermo Lipis.

“Para hablar de lo que sucede en el Medio Oriente tenemos que empezar por el tema del terror porque no se comprende el problema con el que lidia Israel en la actualidad. Y tiene que ver con el terrorismo.
Para entender este fenómeno hay que considerar las diferencias entre las organizaciones terroristas islámicas actuales y los movimientos guerrilleros que conocimos entre los años ´60 y ´70.
Esa guerrilla podía diferenciarse en cuatro tipos diferentes:
Los grupos de lucharon por la independencia nacional (como en Argelia); los que defienden la autonomía étnica o nacional (ETA o IRA), los que lucharon por revolución socioeconómica pero desembocan en una guerra civil (como Sendero Luminoso) y la guerrilla urbana -que también ostenta una ideología socioeconómica- como las Brigadas Rojas o el grupo alemán Bader Meinhoff.
El punto común de estas categorías, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, hasta la revolución islámica en el ´79 en Irán, es que tenían una agenda socioeconómica secular que les dictaba una estrategia; y siempre sostuvieron canales de negociación y diálogo.
En los atentados del 11-S, en cambio, no hubo un solo intercambio de palabras entre los terroristas y los americanos. No había sobre qué hablar, no hubo negociación. El único objetivo era matar la mayor cantidad de gente posible.
Otra diferencia es el fundamentalismo que determina el conflicto internacional de estos días. En los años ´60 y ´70 la guerrilla, que en general tenía una ideología marxista, luchaba por un nuevo orden socioeconómico, y la Jihad, el Hamas, Hezbollah y Al Qaeda parten de un determinismo religioso.
A Bin Laden no le interesa la agenda socioeconómica de la izquierda o de Occidente, la ecología, la globalización o salvar a las ballenas. El mundo para ellos está dividido en dos: los musulmanes (los verdaderos creyentes) y los que no lo son.
Es una vuelta a lo que fue la discusión en la Edad Media -en España- entre los musulmanes, judíos y cristianos, pero sin Alfonso X quien estaba a favor de una discusión filosófica y el discurso tolerante.
En junio de 1996 Bin Laden, denuncia un supuesto pacto judeo cruzado y declara que todo musulmán debe luchar contra ello. Fíjese que no habla de un pacto israelí-norteamericano sino judeo cruzado reafirmando que la guerra es una guerra de religiones. Por eso las organizaciones son fundamentalistas y no proponen ningún diálogo”.

¿O sea que ni siquiera se puede plantear que para el mundo musulmán hay un problema de identidad y desarrollo?

No es su punto determinante. Al fundamentalismo islámico moderno se lo puede dividir en dos etapas históricas: antes y después de Komeini que, cuando vuelve en el ´76 a Irán, destruye la política del Shá y le da una nueva interpretación a la ley islámica según los chiítas.
De hecho, en la historia del Islam, los chiítas eran muy pacíficos. Komeini dice que llegó el momento de activarse y justifica la violencia en diferentes etapas. De acuerdo a su posición, justifica los problemas del mundo en el accionar de la Unión Soviética y los Estados Unidos. Por eso hay una gran justificación para luchar en su contra y no aceptan la cultura Occidental ni sus instituciones.
No es casualidad que haya sido Irán el primer país en ser violento y utilizar el terror en el mundo. Entre 1980 y el 2000 realizaron 267 atentados fuera de sus límites geográficos.
Komeini adoptó el sistema del terrorista suicida y le aportó la justificación religiosa. Por eso, en estos grupos fundamentalistas, los líderes espirituales son muy importantes.
Yassin era un líder intelectual y espiritual, y sin él no se suicidan.

¿Un líder como Rantisi puede cubrir esa faceta religiosa?

No. No conozco otro líder del nivel de Yassin, pero no significa que no pueda surgir alguno.

¿Es posible -entonces- que Hamas, a partir del asesinato de Yassin tenga quebrado su liderazgo?

Rantisi es el más extremista dentro del Hamas, es antisemita desde el punto de vista judío, niega el Holocausto y no se puede decir que no tenga influencia. Pero es evidente que la muerte de Yassin fue un golpe muy fuerte para ellos.
Cuando Yassin funda el Hamas, en agosto de 1988, destaca dos hechos sobresalientes: el exterminio de Israel y la fundación de un Estado palestino. No se trata de una discusión sobre si Israel debe devolver, o no, los territorios del otro lado de la Línea Verde, sino de que Israel tiene que desaparecer. Esa es la base de todas las organizaciones terroristas islámicas.

Asesinatos como el de Ahmed Yassin generan la sensación de que Israel ejerce el terrorismo de Estado…, ¿qué le respondería a la gente que piensa de ese modo? ¿Considera la práctica de los asesinatos selectivos como una política de terrorismo de Estado?

No, y voy a explicar por qué. El Hamas, la Jihad y Al Fataj buscan, particularmente, objetivos civiles. Ellos pretenden matar a la mayor cantidad de civiles posibles. Los que buscaron a Yassin no estaban buscando a los civiles de Gaza, si bien es verdad que -a veces- hay civiles palestinos heridos.
Una guerra no es una operación quirúrgica. Yo puedo decir, con la conciencia bien tranquila, que el que conoce al Ejército israelí -a pesar de todos los errores que cometen- no buscan explícitamente matar civiles.
Cuando hablamos de incursiones del Ejército, o de ataques de helicópteros, los objetivos son muy definidos: o son para los activistas de la Jiad y del Hamas o sus jefes. Hacemos todos los esfuerzos para no cometer crímenes contra civiles, pero a veces suceden.
Desde septiembre del 2000 hasta el marzo de 2004, el Hamas y Yassin perpetraron 420 atentados; 52 de ellos fueron ataques suicidas en los que murieron 288 israelíes. ¿Qué tiene que hacer el Estado ante una situación como esta? Indíqueme un país que haya enfrentado una situación semejante.
¿Qué hubiese pasado si todas las semanas, en Argentina, explotara un colectivo en las avenidas Cabildo o Libertador?

¿Qué opina del movimiento producido por los objetores de conciencia como una propuesta ética frente a las acciones del Estado?

Me parece que el movimiento demuestra, de algún modo, que Israel -como país democrático- tiene todo tipo organizaciones civiles que funcionan; y que es muy bueno para cualquier ciudadano en una crisis como la que vivimos para que pueda expresar su opinión. En Siria, Libia, Egipto y entre los palestinos mismos no se ve eso, no hay grupos de objetores de conciencia.

Hay también una apreciación que dice que se está confundiendo la política de Estado con una política de Gobierno producida por las formas en las que Sharón está llevando adelante su estrategia en el conflicto con los palestinos. Hay minorías, como los partidos de izquierda, que han manifestado su oposición al asesinato de Yassin pero no fueron tenidos en cuenta.

En Israel hubo elecciones democráticas y el mapa político que se estableció fue muy significativo. El derecho y la posición de los partidos de oposición es justamente atacar al partido gobernante, se puede acordar con el Gobierno o no, pero la mayoría puede hacer su política como la entienda.

¿Cree que hay una derechización de la ciudadanía israelí respecto al conflicto con el pueblo palestino? ¿Le parece que la forma de resolverlo es polarizando posiciones?

Creo que el 80% de los israelíes están a favor de un Estado palestino. Todos creen que hay una solución política para este tema. El problema, para la mayoría de los israelíes, es que mientras la Autoridad Palestina no resulte confiable para ejercer responsabilidades mínimas de gobierno, no podrán solucionar el tema de la Jihad y el Hamas.
Jacques Chirac describió a la Autoridad Palestina como una combinación de las mafias de Sicilia y Córcega. Y nosotros tenemos que llegar a un acuerdo con esta gente. No necesito Gaza, no necesito Cisjordania, podemos vivir sin eso. Pero quiero estar tranquilo, y para eso Arafat tiene que hacer el trabajo que debe atendiendo el problema de la Jihad y el Hamas.
Las amenazas de estos grupos sobre Arafat no son menores que contra Israel. Los pone presos por una puerta y los saca por la otra, no quiere meterse con ellos.
Ese es el verdadero problema para mí y para la mayoría de los israelíes que, como yo, no son ni de extrema derecha ni de extrema izquierda.
En el Medio Oriente no se puede ser apolítico. Cuando hay que matar a los enemigos hay que matarlos, y cuando hay que hablar hay que hablar.
Todavía espero que la Autoridad Palestina no caiga en manos de los fundamentalistas islámicos y que se pueda llegar a un acuerdo porque, si no, podríamos estar frente a la totalización del conflicto.

¿Cómo evalúa una eventual retirada unilateral de Israel?

Creo que Sharón es serio en relación a Gaza, y esta propuesta es un examen muy serio para la Autoridad Palestina (AP).
Si la AP quiere, puede dominar perfectamente a los grupos de Gaza.
Hasta en el corazón del Likud se detectó que el 80% de su padrón está a favor de un estado palestino. Así que no se puede decir que algo no cambió en la sociedad israelí. El tema es quién va a asumir la responsabilidad en los territorios.

¿Por qué cree que no funciona el aparato de propaganda israelí?

Israel nunca va a poder con los medios de propaganda que tiene el mundo árabe

¿Cree que parte del antisemitismo europeo está relacionado con las acciones de Israel en los territorios?

Creo que es una excusa para poder decir: “ustedes hablan de la Shoá (Holocausto) pero miren cómo están matando gente”. La comparación no puede ser tenida en cuenta, es un disparate.
Lo que ocurre en Europa, me parece que es una combinación de antisemitismo y falta de conocimiento. No todos los europeos son antisemitas, pero hay mucho antisemitismo que está centralizado desde las organizaciones terroristas.
¿Sabe cómo denomina la prensa española al ejército de Israel?: el ejercito judío. Al ejército español no le dicen ejercito católico. Esto marca una tendencia antisemita muy clara.

¿Qué hace el gobierno israelí por esto?

Poco, y estoy de acuerdo con que no alcanza. No estoy enamorado de Sharón y tampoco lo voté. Pero entre una crítica legitima sobre la política israelí y la deslegitimización total del Estado hay diferencia.

¿Cómo se combate la imagen de un chico palestino con una piedra en la mano frente a un tanque israelí?

No hay nada que hacer, pero esa es una parte muy chiquita de la foto. Me hubiese gustado que la BBC o la televisión, además de mostrar al chico palestino, hubiese entrado junto con el ejercito israelí a un autobús 30 segundos después de la explosión.
¿Sabe cómo se cuentan los cadáveres? Con las cabezas que se ponen una al lado de la otra porque los restos de los cuerpos se mezclan y es imposible identificarlos o contar cuánta gente murió en el atentado.