Fernando Braga Menéndez:

“Kirchner me pareció un tipo insólito”

Fernando Braga Menéndez es publicista. Su agencia diseñó la campaña electoral del actual Presidente argentino Néstor Kirchner. "Si el establishment y la prensa hubieran sabido quién era exactamente Kirchner, lo masacraban" afirma Braga Menéndez en esta entrevista.

Por Gerardo Yomal y Hugo Presman

¿Cómo conoció a Kirchner?

Nosotros tenemos una agencia de publicidad, y hacemos publicidad comercial de productos: mayonesas, shampoos, tarjetas de crédito, etc. Trabajamos con Cámpora, en una agencia anterior a ésta, para Alfonsín en las constitucionales de 1994. Cuando se avecinaban las elecciones empezamos a buscar candidato y yo dije que pensemos en el tipo del sur, que podía ser. Entonces nos fuimos comunicando y Julio Bárbaro nos consiguió una entrevista con Alberto Fernández un año antes de las elecciones. Fernández nos llevó a ver a Kirchner a la casa de Santa Cruz, estuvimos charlando una mañana más de tres horas. Yo quedé realmente impactado, fascinado porque me pareció inteligentísimo el tipo.
Kirchner me contó muchas cosas de Santa Cruz, me dio detalles y números, pero todo desembocaba en que la gente se beneficiaba, y eso fue lo que más me gustó. El conocía profundamente su provincia, qué era lo que estaba pasando, tanto en la obra pública como en la privada. Se veía que era un hábil negociador. Me contó cómo hizo una especie de gimnasio gigantesco en Río Gallegos sin plata, combinando las tierras que la Universidad ponía… y él lograba lo demás. Armaba cosas así, de la nada. Bueno, salimos de ahí y nos pusimos a trabajar. Lo primero que hicimos fue un afiche por el aniversario número 50 de la muerte de Evita, el 26 de julio de 2002, e hizo el primer acto masivo en Obras Sanitarias.

¿Era poco masivo en ese entonces?

Se llevó gente como se pudo y él después me dijo que estaba emocionado porque estaba sintiendo algo parecido a lo que pasaba en los años ´70; y a mí me pasó lo mismo. Es verdad, no había mucha gente pero ya había cierta movilización que se estaba armando.
A partir de ahí tuvimos reuniones, a mí me parecía un tipo insólito, muy inteligente. Cuando él me hablaba yo pensaba en De la Rúa y en Menem y no podía entender la distancia sideral, sobre todo cuando me contaba qué había hecho y cómo lo había logrado.
Cuando Kirchner le dice a Bush que en el momento en que tuvo 570 millones de dólares de superávit los llevó al exterior al uno por ciento anual, mientras que tantos americanos compraban deuda argentina al 30 por ciento anual, decía: «Ellos querían ganar en un año lo que yo pensaba ganar en 30». Cuando le dijo al presidente de los Estados Unidos que a Enron le aceptaban 16 centavos por dólar y que a la Argentina no 25 centavos, Bush se dio vuelta y le dijo a Condoleezza Rise: «Eso es mentira», y ella le contestó que no, que era verdad… y se armó un problema interno.

¿Bush no sabía?

No sabía.
Me viene a la cabeza Mariano Grondona…, vieron que acá primero se dijo que Kirchner era hegemónico, después unicato, que se había peleado con Duhalde y que todo era gracias al precio internacional de la soja. Siempre inventan algo para desmerecer a la gente que realmente tiene mentalidad popular y nacional, que es inteligente y trabaja para eso.
Como les decía… si no hay un líder, es difícil. Vieron cómo se fueron diluyendo todas las iniciativas, porque los argentinos tienen ganas de organizarse hacia algo, no me cabe la menor duda. Nosotros, como agencia, seguimos esto, vemos que la gente tiene ganas de participar y tener que ver, con las limitaciones ideológicas que tenemos todos, por supuesto.

¿Está enamorado de Kirchner?

Y… de Cristina un poco más…
Les sigo contando: un periodista de ‘El País’ de Madrid hizo una reflexión -que puso en mi boca, y es verdad, porque yo lo dije-… escribió que fue muy delicada la campaña electoral porque si el establishment y la prensa daban con quién era exactamente Kirchner, lo masacraban. Es decir, había que hacer campaña para que Kirchner se conociera, pero a medias.

Se sugiere que, en Santa Cruz, el gobierno de Kirchner reprimía a los piqueteros, tenía un manejo discrecional de la Suprema Corte, apuntalaba un periodismo a su favor… Con lo que había hecho en Santa Cruz no permitía suponer algunas cosas que propuso después para la Nación.

Ese abismo que vos sentís, entre lo que hizo en su provincia y lo que está haciendo en el país, debe deberse a que no pasó eso en Santa Cruz. Yo, después de la primer charla con Kirchner, me fui secretamente allá a recorrer, a mirar y a preguntar. Vi los hospitales, conocí la opinión de la gente. Yo creo que la derecha, sin acusar, siempre tiene esas cosas…, «que arreglaba con los medios con avisos, que condicionaba…» Yo pienso que son formas de enchastrar a los líderes populares que pueden fortalecerse y construir poder.

Modificó la Constitución, estableció la reelección indefinida del gobernador…

Gracias a dios, por eso lo tenemos ahora de Presidente. O sea, yo creo que no puede ser que haya sido un gobernador autoritario, cruel y que repentinamente se haya transformado en un Presidente que está con los derechos humanos, con la gente… y la gente cada día lo quiere más.
Yo estuve allá, me tomé un avión y estuve viendo. Me comentaron que este hombre hizo un hospital espectacular -en total fueron 8-, pero éste en Río Gallegos es tan bueno que se fundieron todas las clínicas privadas, tuvieron que cerrar. Yo vi cómo la clase alta va al hospital público.
Lo que pasa es que para tener poder y desde ese poder beneficiar al pueblo, si hay buena leche y buena intención, no podés ser una carmelita descalza. Si no, te masacran.

¿Es posible criticar a Kirchner…? Le hago la pregunta porque algunos quieren hacer creer que «los únicos progresistas son él y su gente…».

No, es posible criticar. Yo no gasto energía en eso porque pienso en consolidar y consolidar y consolidar… Cuando la derecha dice «hegemonía» yo pienso que ojalá, porque un pueblo que estuvo al borde de la disgregación necesita una cohesión, amalgamarse atrás de una figura.