Las presiones por la deuda externa:

Kirchner reiteró que no afectarán el crecimiento

El ministro del Interior argentino, Aníbal Fernández, dijo que es necesario encontrar una salida para acordar con los acreedores externos, pero que “no se puede firmar cualquier cosa”. El Fondo Monetario Internacional (FMI) le reclamó al Gobierno que acelere la “negociación” por la deuda en default.

El ministro del Interior, Aníbal Fernández, aseguró que el gobierno nacional sabe que es necesario encontrar una salida al tema de la deuda externa. Pero garantizó que esta no será a costa de frenar la recuperación económica en marcha. “Nadie es tan ciego como para no intentar buscar una alternativa que permita salir a la Argentina de forma definitiva, ni tan tonto como para acordar cualquier cosa que nos lleve a la crónica de un default anunciado”, remarcó en declaraciones radiales.
Fernández ratificó que en la reunión de Miami -entre el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el titular del FMI, Horst Köhler- se trató “el tema de la deuda con los tenedores privados de bonos argentinos en el exterior, y se acordaron los plazos para que venga la revisión de la segunda etapa” de las metas pautadas con el FMI en setiembre pasado.
En sus primeras declaraciones llegado al país, Lavagna consideró positiva la reunión con Köhler y aseguró que ahora “hay que esperar” la marcha de las negociaciones.
El FMI, en realidad, transmitió un mensaje de dureza al gobierno argentino: la negociación con los acreedores debe acelerarse para que se apruebe la segunda revisión del acuerdo antes del 9 de marzo. En caso de que este paso no se cumpla, la Argentina no pagará con sus reservas el vencimiento de 3.100 millones de dólares. El presidente Néstor Kirchner anticipó que el Gobierno no pagará si no tiene señales fehacientes de que el FMI aprobará el acuerdo. Y aclaró, además, que si se paga lo que los acreedores solicitan, en el país se produciría “un genocidio” que su Gobierno no está dispuesto a generar.
Fernández dijo que el Gobierno sigue trabajando en el marco del “profundo interés de acordar con los tenedores de bonos, pero en el marco de las posibilidades que la Argentina tiene: sin afectar el crecimiento porque sería volver a empezar, como en el juego de la oca”.
Sobre los pedidos de “buena fe” en las negociaciones, que tanto el Fondo como el G-7 reclaman a la Argentina, el ministro dijo que la buena predisposición tiene que ser de “ida y vuelta”. Y que el país ya dio muestras de buena fe “cuando pagó hasta el último centavo a los organismos internacionales de crédito”.