En una primera reacción, la Casa Blanca se opuso a cualquier iniciativa para Medio Oriente que no tenga en cuenta al “mapa de Rutas”, mientras que los palestinos se declararon «decepcionados» por las amenazas del Gobierno israelí.
El elemento más espectacular del plan presentado por Sharón es el «repliegue de las colonias», es decir, el desmantelamiento de algunos asentamientos para reducir «todo lo posible la cifra de israelíes situados en el corazón de la población palestina».
Para Sharón, este proyecto es defensivo. Y en esta línea, anunció que «acelerará considerablemente» la construcción del polémico muro de separación, o defensa, en Cisjordania.
«La rápida construcción de esta barrera de seguridad permitirá al Ejército eliminar los controles de seguridad y aligerar las condiciones de vida de los palestinos que no estén implicados en el terrorismo», dijo Sharón.
El primer ministro israelí reafirmó que el Estado hebreo estaba dispuesto a aplicar el “Mapa de Rutas”, el último plan de paz internacional auspiciado por Estados Unidos y advirtió, también, de que el proceso de paz sólo podrá comenzar por la aplicación de su primera fase, es decir, por «el desmantelamiento de las organizaciones terroristas».
La reacción de los palestinos no se hizo esperar. El negociador palestino, Saeb Erekat, afirmó a la CNN que, «con este paso unilateral, los israelíes hacen la paz consigo mismos». El primer ministro palestino, Abú Alá, por su parte, dio la bienvenida al plan «si las medidas unilaterales de las que habla Sharón significan que el Ejército israelí se retirará de los territorios ocupados».
Alá también advirtió de que si el plan «supone que construirá nuevos asentamientos, por supuesto que nadie podrá aceptarlo».