Gabriel García Márquez cuenta la historia de Eréndira quien debía cuidar a su abuela despótica que la abrumaba de tareas. Un día, agotada, se desplomó en la cama prácticamente dormida, por lo que no pudo apagar la vela que llevaba en su mano. La misma cayó al pie de una cortina que rápidamente comenzó a incendiarse. En pocos minutos, la casa quedó arrasada. La abuela decidió cobrarse la deuda de su nieta obligándola a prostituirse. Debía reintegrar un millón de pesos. El negocio empezó a funcionar exitosamente y abuela y nieta se trasladaban a los distintos pueblos montando en cada lugar una carpa, al frente de la cual se colocaban puestos de ventas y músicos que atraían la atención de los transeúntes. La abuela iba formando un importante capital mientras que Eréndira consumía penosamente sus días. La anciana “no había vuelto a hablar de la deuda de origen, cuyos pormenores se retorcían y cuyos plazos aumentaban a medida que se hacían más intrincadas las cuestas del negocio. Un día apareció Ulises, un muchacho que se enamoró de la desgraciada nieta. Le propuso huir juntos. Eréndira le temía a las visiones y premoniciones de su abuela. Sin embargo tomó coraje y decidió huir. Al día siguiente la abuela salió en la búsqueda, junto a la policía, de su nieta deudora y luego de un par de días los alcanzó. A partir de ese día Eréndira fue engrillada a su cama y siguió con su trabajo esclavo. Años después apareció de nuevo Ulises y Eréndira le solicitó envenenar a la septuagenaria.
Colocaron en una torta una cantidad de cianuro capaz de matar a una población. Ulises se presentó con la misma el día del cumpleaños de la anciana como una ofrenda de reconciliación. La mujer se devoró la torta y ante la sorpresa de los complotados permaneció inalterable. A los pocos días se le empezó a caer el pelo, como única consecuencia visible. Los amantes decidieron -entonces- asesinarla, tarea que concretó Ulises. Mientras consumaba el asesinato, Eréndira emprendió una veloz corrida , perdiéndose en el desierto.
La deuda eterna
La historia reciente de la deuda eterna comenzó con la Revolución Libertadora y el ingreso al F.M.I. La llamada Revolución Argentina la incrementó un 46%.
Los tres años del tercer gobierno peronista la elevó en un 62%. La dictadura criminal la aumentó un 364%. Raúl Alfonsín contribuyó en un 44% adicional. En la década menemista, luego de vender el patrimonio nacional en veinticinco mil millones de dólares para reducir deuda, produjo un ascenso de la misma de un 123 %. De la Rúa y Duhalde contribuyeron con un 35% adicional.
Como se observa, los dos períodos en donde se perpetró con mayor intensidad el asalto descarado fue durante la dictadura criminal y el menemismo, en el que se perpetró la potenciación de la política de Martínez de Hoz pero convalidada por las urnas.
En la estatización de la deuda privada (dispendiosa y formidable entrega de “planes jefas y jefes de hogar” para los poderosos) realizada en la etapa postrera del gobierno criminal, se beneficiaron, entre otros, los siguientes grupos:
Celulosa con 1504 millones de dólares
Cogasco con 1350 millones de dólares
Autopistas Urbanas con 952 millones de dólares
Pérez Companc con 910 millones de dólares
Acindar con 653 millones de dólares
Bridas con 596 millones de dólares
Alpargatas con 456 millones de dólares
Banco de Italia con 400 millones de dólares
Garavaglio y Zorraquín con 342 millones de dólares
Banco de Galicia con 278 millones de dólares
Fate con 224 millones de dólares
Astra con 223 millones de dólares
Citibank con 220 millones de dólares
Astilleros Alianza con 190 millones de dólares
Aluar con 162 millones de dólares
Banco Ganadero con 155 millones de dólares
Banco de Londres con 135 millones de dólares
Swift – Armour con 114 millones de dólares
Continental Illinois National Bank con 76 millones de dólares
Bank of América con 59 millones de dólares
Compañía Standard Electric con 25 millones de dólares
SOCMA con 27 millones de dólares
Bunge y Born con 11 millones de dólares
Estos 23 grandes grupos representan aproximadamente el 45% de la deuda estatizada. Revelan también el capitalismo de rapiña que se implementó en el país, donde se privatizaron las ganancias y se socializaron las pérdidas. Esta particular concepción produjo una desigualdad social que hoy se exterioriza en cada metro cuadrado de la superficie nacional.
Cesaciones de pago
Argentina proclamó la cesación de pagos durante el brevísimo gobierno de Adolfo Rodríguez Saá. España se presentó en cesación de pagos trece veces entre 1557 y 1882. Francia lo hizo ocho veces, entre 1558 y 1778. Portugal y Alemania se declararon en default seis veces cada uno. Inglaterra declaró la congelación de pagos después de la guerra, bloqueando las libras esterlinas depositadas en el Banco de Inglaterra a favor de Argentina, equivalentes a dieciocho meses de exportaciones. Ese fue el importe abonado en la compra de los ferrocarriles.
La deuda odiosa
Estados Unidos tiene dos antecedentes interesantes en materia de desconocimiento de deuda.
En 1898, concluida la guerra con España por la independencia de Cuba para someterla a la hegemonía norteamericana, se celebró el Tratado de París donde surgió por parte de la potencia yanqui, la teoría de “la deuda odiosa.” La discusión en las negociaciones se centró sobre la deuda cubana que alcanzaba a mil quinientos millones de pesetas. El representante español, Montero Ríos exigió que Estados Unidos se hiciera cargo de la deuda y luego la transfiriera a las futuras autoridades de la isla, cuando Cuba adquiriera la independencia total. El representante norteamericano, William MacKinley, usó argumentos que provocarían la lipotimia de Broda, Ávila y Cía. Dijo que la desconocía con el razonamiento que el pueblo no había sido consultado para contraer la misma. Y para ello, acudió a otros antecedentes históricos: la compra de Lousiana a Francia, de Florida a España y de Alaska a Rusia.
En ninguno de estos casos Estados Unidos se hizo cargo de la deudas. Así se sentaron las bases doctrinarias de la “deuda odiosa”.
Sin ninguna sorpresa, la teoría surgida en el siglo XIX, fue esgrimida por Estados Unidos cuando concluyó la invasión a Irak con una victoria relativa y provisional. El 11 de abril del 2003, la administración Bush solicitó a Francia, Alemania y Rusia -que se habían opuesto a la invasión- que renuncien al cobro de la deuda de Irak con ellos. Esa deuda había sido contraída por Saddam Hussein. Se alega que el pueblo no debe pagar el endeudamiento contraído para reprimirlo.
El huevo de la serpiente de la deuda argentina se consumó durante el gobierno criminal del Proceso. Sería interesante que Estados Unidos acepte, para Argentina, la argumentación que enarbola con otros miembros del G-8, sobre su ilegitimidad cuando el pueblo no contrae la deuda.
Quitas de deuda
Según el politólogo José Nun, después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania consiguió una quita de su deuda del 80%. Los poseedores italianos de bonos argentinos deberían saber que la deuda que su país contrajo durante el conflicto bélico 1939 -1945 recién terminaron de cancelarla en 1963. Ni Alemania, la principal economía europea, ni Italia, sexta en el mundo, se cayeron del planeta. No tuvieron el destino trágico de Eréndira.
Propuestas
El gobierno dividió la negociación de la reestructuración de una deuda de 88.000 millones de dólares, previo acuerdo del pago sin quita con los organismos internacionales. Puede ser cuestionada esta estrategia, pero queda claro que el gobierno intentó dividir el frente de los acreedores. En la deuda constituida por bonos en manos de millones de inversionistas y especuladores, los afectados deberían saber, como dice Joseph Stiglitz, que fueron los bancos los que les vendieron un buzón. Sabían que la convertibilidad se derrumbaba, mientras las evaluadoras hablaban maravillas de un país que se caía a pedazos. Decidieron desprenderse de los bonos que le ofrecieron como excelente inversión a sus clientes. Hoy se sienten defraudados, pero los bonos devengaron intereses diferenciales por tasas largamente más altas que las medias por cuarenta y siete mil millones de dólares. A mayor tasa, mayor riesgo. Esto es el ABC del inversionista.
Para los 88.000 millones en default, el gobierno propone quitas que van del 30 al 75%, con la excepción de un bono a la par, sin quita. Las tasas de interés van del 0,50 al 5% anual y plazos de pago de 8 a 42 años.
El bono de descuento presentará una quita del 75% y la tasa variará entre un 1 y el 5%, cancelable en un período de 8 a 32 años
Los títulos a la par se extenderán entre 20 a 42 años con una tasa de interés fijo del 0,5 al 1,5%.
Vendrán caras extrañas
El Presidente Néstor Kirchner desafía a los fondos buitres, afirmando “que no nos vengan a correr con embargos”. Son aquellos fondos que compran los bonos a precios viles y los quieren cobrar a su valor nominal trabando las negociaciones. Sería prudente y acertado que desde la máxima instancia se informe claramente al pueblo que ésta es una lucha complicada, que junto a la firmeza en defender el interés nacional y el futuro, se explique las represalias posibles (sentencia de embargos sobre créditos y bienes dictado por tribunales extranjeros) que las mismas en lugar de disuadirnos incrementa nuestra fortaleza y espíritu de lucha. Con una sociedad caracterizada por su volubilidad, con un 10% de la población al margen de los avatares económicos, los cuales desean disfrutar de lo que acumularon con prescindencia de la suerte del país y que influyen sobre franjas importantes de la clase media, es conveniente y aconsejable asociar la dureza a las explicaciones internas y a reiterar, hasta el infinito, la falta de destino nacional si se continua recorriendo el camino elogiado por los acreedores de pagar a costa del hambre, la salud y la exclusión de los argentinos.
El ministro Roberto Lavagna -al frente de las negociaciones- reunió a todos los sectores del campo económico, a muchos de los cuales en época reciente no le alcanzaban sus dos manos y pedían algunas prestadas para aplaudir la política irracional del menemismo, y les advirtió crudamente: “A veces tengo la sensación de que ustedes están mirando un partido de tenis, en el que de un lado está el Gobierno y del otro los acreedores. En realidad, deben definir si están de uno u otro lado… el país ha decidido no beber ni un trago más de la deuda”.
Pero como los invitados no suelen ser sensibles a las consecuencias sociales macroeconómicas, sino que sus inquietudes caben en el tamaño de sus bolsillos, los amenazó con aumentarles los impuestos. La respuesta fue inmediata. Emitieron un documento en el que sostienen que los pagos a los acreedores no deben afectar el crecimiento. Y recurriendo a una prosa ignorada durante décadas escribieron: “El superávit del 3% es un esfuerzo de suma magnitud para la sociedad en su conjunto. Es fundamental que los recursos que la Argentina asignará a servir los intereses de su deuda sean compatibles con el crecimiento económico y la atención de su deuda social.” Si, como en el tango, vendrán caras extrañas y se escucharán discursos flexibilizados acordes con el cambio de escenario.
Eréndira y su abuela desalmada
En estas largas décadas la Argentina (Eréndira) ha seguido las recetas del FMI (la abuela desalmada) con el aplauso y la vocinglería de los sectores concentrados que se beneficiaron (usufructuaron el cuerpo de la nieta). Mientras la impiadosa anciana actuaba en acuerdo con los clientes, Eréndira padecía las enfermedades, la desnutrición, la marginalidad y la exclusión.
Siempre habrá sectores de la sociedad que en su papel de cafishios, no ahorren hipócritamente denuestos sobre la prostitución de Eréndira, al tiempo que sostienen que esa situación es la más conveniente. Liberarse de la abuela tiene sus riesgos, pero son infinitamente menores que mantener el status quo de la prostitución. Esa que nos ha llevado, en palabras del Presidente Kirchner a “que nos hayan embargado hasta los sentimientos”. Por el momento, el gobierno acierta en el discurso mucho más que en los hechos concretos.
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