«Después de tantos años, creemos que expulsarlo no sería una buena idea», dijo Sharón al “The Jerusalem Post” añadiendo que «la posibilidad de expulsarlo sin herirlo es remota, no sólo por sus guardias de seguridad, sino también porque estaría rodeado de una cadena de israelíes».
El diario informa que la entrevista fue realizada tres días antes del atentado mortal contra un convoy diplomático estadounidense ocurrido en la Franja de Gaza, que llevó a varios ministros israelíes -entre ellos el de Exteriores- Sylvan Shalom, a ratificar su pedido de expulsión de Arafat.
A pesar de este cambio de opinión, Sharón sigue considerando que Arafat es «el enemigo número uno de la paz. Mientras él esté allí, afirmó el Primer Ministro israelí, no hay ninguna oportunidad de que se lleve a cabo un proceso de negociaciones que lleve a la paz. Sólo cuando (él) no esté allí, habrá una oportunidad», insistió Sharón.
Preguntado si esto significaba que no habría progresos mientras Arafat no estuviera muerto, Sharón respondió: «no he dicho muerto pero, en mi opinión, sino que mientras esté al mando, las posibilidades de progreso son nulas».
«Para llegar a un acuerdo con los palestinos se necesitará un primer ministro fuerte», continuó Sharón. «Fuera quien fuera el primer ministro israelí, ahora tendría las manos atadas por Arafat» concluyó.
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