“Los coches bomba no se desintegran”

Por Juan Salinas

En todos los países en que se comenten atentados con coches bombas, y cualquiera lo puede ver por Internet, estos se ven perfectamente, es decir aparecen pedazos grandes del vehículo. Como sucedió el que se hizo en 1982 en Beirut, a cargo de un tal Imad Mugniyeh, a quién la CIA acusó falsamente de estar involucrado en el atentado a la AMIA. Fue contra el cuartel general de marines, y murieron casi trescientos soldados. Para provocar esa explosión se usaron 3.000 kilos de explosivos, 10 veces más que en la AMIA, y a pesar de esto se puede ver en las fotos el piso completo del auto, y los dos ejes del camión que era un Ford. También se ven las puntas de los ejes donde iban las ruedas, y todo el mundo podía darse cuenta que se habían utilizado coches bombas. En cambio, en los dos atentados que se hicieron en la Argentina no hubo rastros. Valga recordar que en la Embajada de Israel habían pasado dos días del hecho y el entonces ministro del Interior José Luis Manzano dijo que había sido un Ford Falcón, no una Ford F100, que nadie había visto ni por casualidad. Y en el juicio por la AMIA se demostró que, a pesar de la proliferación de falsos testigos, tampoco nadie vio la Traffic. Además por si todos estos elementos fueran poco, la persona que firma el peritaje realizado por la empresa CIADEA (ex Renault) sobre la bomba de nafta supuestamente encontrada sobre la calle Pasteur, confirmó que nunca fue utilizada para poner en marcha un motor, es decir, “jamás pasó nafta por su interior”.