El hecho se produjo a las 12,45 horas, cuando Albert Revivo, un judío marroquí de 55 años, acababa de cerrar su comercio de venta de maderas en el mercado al aire libre de Laqriaa, en el barrio de Derb Sultán. En ese momento, dos personas con el rostro cubierto, le dispararon al menos cinco disparos a quemarropa.
Los delincuentes intentaron escapar con un vehículo robado. Primero en un minibús, después obligaron a parar un Mercedes que formaba parte de una comitiva nupcial. A punta de pistola, hicieron bajar del vehículo a sus ocupantes. Posteriormente, el auto fue encontrado en el barrio de Burnasil.
El atentado de ayer, perpetrado el día anterior a celebrarse los comicios municipales, llevó a los marroquíes a revivir el trauma provocado por los ataques kamikazes del 16 de mayo en Casablanca contra intereses judíos y españoles, en los que perecieron 57 personas.
Además, el asesinato se produce apenas una semana después de que se anunciara el arresto de tres chicas de 13 años, dos de ellas gemelas, que pretendían perpetrar atentados suicidas en Rabat.
Ambos incidentes refuerzan la idea de que, pese a la detención de 906 radicales, el grupo de la Salafia Combatiente no ha sido desmantelado completamente.
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