¿Se detiene la violencia?

Hamas acepta un alto el fuego temporal

Falta el sí oficial, pero salvo sorpresa de última hora o ataque selectivo israelí, Hamás, el Yihad Islámico y las demás facciones armadas palestinas anunciarán de inmediato su visto bueno a la tregua temporaria (hudna) que han negociado Mahmud Abbás (Abu Mazen), Mohamed Dahlán y los enviados egipcios y europeos. El documento del acuerdo, redactado en Gaza, recibió la bendición del líder espiritual de Hamás, el jeque Ahmed Yasín, y fue enviado a Damasco para que sea estudiado y aprobado por el jefe político de esta organización fundamentalista, Mashal.

La “hudna” cuenta con el respaldo del jefe de la Intifada y de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, Barghuti, quien ha seguido desde la cárcel las negociaciones.
Mashal podría viajar en las próximas horas a El Cairo en compañía del responsable político del Yihad Islámico, Ramadán Shalah, donde se anunciaría la tregua este jueves, 26 de junio, oficialmente y, aunque es muy posible que la respuesta definitiva de los grupos armados palestinos sea conocida antes si reciben la garantía, bendecida por los Estados Unidos, de que Israel congelará sus ataques selectivos.

Sin margen de negociación

Faltaría tan sólo poner fecha de caducidad a la tregua. Egipto apuesta por seis meses. Hamás la quiere más corta. No obstante, la actitud del gobierno israelí que le da muy poco margen de implementación efectiva a la tregua.
Amós Guilad, negociador israelí en materia de seguridad con los palestinos, reiteró que el alto el fuego que se negocia en Gaza no es más que “una tregua-trampa que sólo servirá para que Hamás y otros grupos terroristas se reorganicen y preparen nuevos atentados contra Israel”.
Es por ello que Israel rechaza una “hudna” temporal y apueste, como ya lo han dicho las autoridades israelíes, al desarme y desmantelamiento de las organizaciones terroristas así como por la detención de sus dirigentes y milicianos.
“La tregua temporal es una amenaza para la paz, afirmó Guilad, sólo traerá más violencia y acabará de golpe con el “Mapa de Rutas”, como lo demuestra Hamás que habla de tregua pero sigue prometiendo venganza” tras el ataque selectivo de uno de sus jefes en Hebrón.
Mohamed Dahlán, el ministro palestino responsable de la Seguridad, contestó rápidamente: “rechazar la tregua equivale a empujar a Hamás a cometer más atentados terroristas contra Israel”.

Cuatro suicidas muertos

Guilad y Dahlán tuvieron la oportunidad de decirse todo eso en persona puesto que se reunieron en Erez, paso fronterizo entre Israel y Gaza, no muy alejado por cierto del lugar en el que horas antes cuatro miembros de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa murieron como consecuencia de la explosión de una bomba que colocaban. Otras fuentes palestinas señalan que los cuatro fueron abatidos por el Ejército israelí.
Dahlán y Guilad hablaron de la posible retirada del ejército israelí de Gaza y Belén. Todo ello sería ofrecido envuelto en papel regalo a la Consejera de Seguridad Nacional norteamericana, Condoleezza Rice, quien confirmó ayer su viaje a la zona este fin de semana.

Riesgo extra para Hamas

Dirigentes de Hamas temen que si la Unión Europea incluye a su movimiento entre las organizaciones terroristas, ello impediría la transferencia de donaciones que reciben de sus simpatizantes a través de bancos europeos.
Este es el motivo básico, agregaron, por el cual recomiendan a su gente, en Medio Oriente, aceptar la tregua provisional con Israel que vienen negociando con Abu Mazen.
Fuentes del Gobierno israelí se refirieron a la posibilidad de que el presidente de los Estados Unidos, George W.Bush, envíe a la región, con el cometido de apurar las negociaciones, al director de la Agencia Central de Información (CIA), George Tenet.

Arafat en la mira israelí

Rice, por supuesto, no verá a Yasser Arafat, quien también estuvo en la mira del ejército israelí para ser asesinado, al menos, en tres ocasiones en los últimos tres años, según reconoció el jefe del Estado Mayor, Moshé Yaalon.
El ejército de Israel, sin embargo, desistió de matarlo por considerar que la decisión provocaría más daños que beneficios.
En la primavera de 2001, tras el atentado suicida de la discoteca de Tel Aviv; en marzo de 2002, después del atentado suicida del Hotel Park de Netania y en septiembre de 2002, tras una oleada de ataques con hombres-bomba, el dedo de algún francotirador del ejército estuvo en el gatillo, y sobre su cabeza, por unos segundos. Para bien o para mal, la historia hubiera podido ser otra.