Antes del 11 de Septiembre, los lobbies wahabí, islamista y arabista -liderados por los saudíes en Washington- fueron capaces de garantizar la hegemonía siria en El Líbano y perpetuar la ocupación siria. Estos lobbies protegían los intereses de los dictadores árabes musulmanes de Medio Oriente, esencialmente aplastando los movimientos pro democráticos de El Líbano. Luego del 11 de Septiembre, sin embargo, la dinámica de estos lobbies cambió. Los saudíes necesitaban centrar toda su atención en proteger sus propios intereses, específicamente en defender su presunta alianza con Estados Unidos.
Como resultado, los esfuerzos por influenciar al Congreso norteamericano en favor de la ocupación siria finalizaron. Esta consecuencia, junto con el interés norteamericano general en todo lo relativo al Medio Oriente y al terror que se originó después del 11 de Septiembre, abrió el camino para que un movimiento pro democrático libanés hablara eficazmente contra la ocupación del régimen sirio.
El segundo acontecimiento significativo que ayudó a apuntalar la ‘Revolución del Cedro’ fue la Syria Accountability Act del gobierno norteamericano, una propuesta de ley que pretende presionar a los sirios para que pongan fin a su ocupación de El Líbano.
El tercer suceso fue el cambio de régimen en Irak, que comenzó en marzo del 2003. Tras la liberación de Irak, una delegación en representación de miles de libaneses de todo el mundo comenzó a influenciar en favor del cambio democrático en marzo del 2004. Además, los grupos libaneses que no apoyaban a los Baazistas -como los sunitas o los drusos- vieron en la caída del régimen baazista de Saddam una oportunidad de manifestarse contra el régimen sirio baazista de Assad.
Las elecciones iraquíes de enero de 2005 brindaron -posteriormente- enorme ánimo al movimiento pro-democracia dentro y fuera de El Líbano. Si la democracia podía echar raíces en Irak, ¿por qué no en El Líbano?
Finalmente llegó el asesinato de Rafik Hariri en el 2005. Hariri, otrora aliado de Siria, se había distanciado del régimen y había comenzado a hacer campaña a favor de la reforma democrática. Su asesinato, que con total certeza está vinculado a un complot sirio, fue un último esfuerzo por parte de régimen de Damasco por mantener su hegemonía en El Líbano, y también por impedir que la democracia echara raíces en la región.
El régimen de Assad, por ejemplo, ha sido activo en la campaña de promoción del sentimiento antiamericano en el Medio Oriente, ayudando a la insurgencia contra las tropas americanas en Irak. Los sirios temen que la democracia en Irak, en El Líbano o en la región en conjunto, coloque enorme presión sobre la dictadura baazista para someterse a reformas democráticas propias.
Pero el asesinato de Hariri les salió por la culata, presionando tremendamente al régimen sirio sin pretenderlo para que se retirara de El Líbano. Tras el asesinato del 14 de marzo del 2005, el pueblo libanés celebró la mayor manifestación pro democrática nunca vista en Medio Oriente, atrayendo la atención mundial sobre su causa. Simpatizando con los intereses democráticos libaneses, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña fijaron la fecha límite del 30 de abril del 2005 para la retirada de El Líbano. Veinte días antes de que se cumpliera ese plazo, estos estados enviaron cinco buques de guerra a través del Canal de Suez, para disuadir a Siria de la idea de no adherirse a sus exigencias. En consecuencia, los sirios se retiraron oficialmente de El Líbano antes de tiempo.
A pesar de este logro en El Líbano, su lucha contra Siria no terminó. Aunque Siria retiró su ejército oficial, mantuvo en sus puestos a su ejército oficioso, representado por el islamista Hezbollá en el sur de El Líbano y hombres de la inteligencia siria. Estos elementos buscarán bloquear los esfuerzos de reforma democrática. Además, el dictador sirio, Hafez al-Asad, firmó un acuerdo con El Líbano en 1991 que da derecho al ejército sirio a reocupar El Líbano tras una retirada, en caso de que un gobierno libanés apoye la ocupación siria. Damasco puede utilizar este acuerdo en el futuro para bloquear los progresos de El Líbano.
La Revolución del Cedro depende del nuevo estamento político libanés. Si los políticos libaneses quieren promover de verdad la democracia, deben tomar medidas para desarmar a Hezbollá y cortar lazos con el anterior régimen sirio de ocupación. Si no se toman estas medidas, bien podría tener lugar una reincidencia.
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