El futuro comunitario próximo

Se definen las conducciones de AMIA y DAIA

En el seno de las instituciones techo de la comunidad judía de la Argentina se está definiendo el perfil de las futuras conducciones. ¿Habrá vientos de cambio en AMIA y DAIA? ¿Qué pueden resignificar estas gestiones para el adentro y el afuera comunitario?

Por Guillermo Lipis

AMIA

El 17 de abril la AMIA deberá elegir nuevas autoridades y sólo el partido comunitario Avodá, hasta la fecha, parece ser que presentará candidatos a la presidencia.
El pasado 9 de marzo se dirimió, dentro de las filas de este partido, quién será su candidato para reemplazar al actual Presidente de la institución Abraham Kaul (quien logró equilibrar los números de la AMIA, instalarla en el seno de la sociedad nacional desde otra mirada y abrir un canal alternativo de diálogo con el Gobierno luego de los reiterados traspiés de la dirigencia de la DAIA -de lo que ya hablaremos más abajo-).
A Kaul puede endilgársele un inexplicable no cambio de timón en la estrategia frente a la causa AMIA que, de haberlo hecho, le hubiera permitido dejar su mandato con un sabor diferente en torno a la búsqueda de la verdad en el atentado. Es cierto que él heredó al equipo de abogados del doctor Avila -quien se encolumnó detrás de la abogada querellante por la DAIA, Marta Nercellas, o al menos no se escucharon disidencias públicas- pero también es cierto que su conducción no tuvo la decisión política de removerlos.

El candidato elegido en las internas de Avodá fue Luis Grynwald (que se alzó con 90 votos), quien dirimió fuerzas con Mario Sobol (15) y Luis Steinberg, quien se votó a sí mismo alzándose sólo con un voto.
Antes de llegar al perfil de Grynwald, conozcamos a los otros dos postulantes:

Luis Steinberg: Abogado, ex vicepresidente de la AMIA y de la DAIA de Rubén Beraja. Tal vez por eso, y como un vestigio de la época menemista, Steinberg trató de comprender y justificar por ejemplo, al ex ministro de Justicia del menemato, Rodolfo Barra, cuando se ventiló su pasado nazi en las filas del movimiento ‘Tacuara’. En Internet pueden leerse declaraciones de Steinerg en ese sentido: “Si él -por Barra- lo fuera -por su revelada condición de nazi- yo creo que ahora ha demostrado que es un hombre de la democracia y esto es admirable”. Esto puede leerse en el diario ‘La Jornada de México’, extractado de cables de las agencias AFP y ANSA, fechados el 23 de junio de 1996.
Steinberg estuvo vinculado también a las negociaciones previas realizadas para transferir los ‘restos’ del canal de cable Alef Netwoork al actual canal Menorah. No consta que participe de su directorio pero Horacio Lutzky -uno de los ex titulares de Alef- afirma que Steinberg participó de aquellas negociaciones ligado al ahora caído en decadencia política Alberto Astrovsky, ex titular del Hospital Israelita.

Mario Sobol: Proviene del riñón de Avodá, más precisamente de las escuelas Schoilem Aleijem.
Luego de su paso como profesional por la comunidad, cerró su incursión como Director Ejecutivo del Keren Kayemet, se dedicó a la actividad privada creando una agencia de turismo.
A pesar que, al igual que Grynwald, detenta un espacio de escasa exposición pública como dirigente de AMIA (pro secretario primero), se lo indica alineado con las ideas renovadoras de Kaul, pero sin su alto perfil de exposición pública. Es más, si Sobol llegara a la Presidencia de la AMIA, hasta es posible que ese mismo bajo perfil ayude a la DAIA a retomar el protagonismo político perdido porque Sobol acuerda con la coexsistencia de dos organizaciones bien diferenciadas en sus funciones hacia adentro (la AMIA) y hacia afuera de la comunidad (la DAIA).
Sobol tiene en contra a los históricos de su partido, tal vez, como un pase de facturas a Kaul. Pero no por eso, sino por su deseo de presidir la AMIA, es que está decidiendo -luego de la derrota sufrida en las urnas en su partido- si va por afuera de Avodá a competir con Grynwald.
“Yo no perdí -dijo Sobol a Nueva Sión-, me castigaron. Los números de estas elecciones son un mensaje mafioso porque pusieron al día a varios para votar (entre ellos a integrantes de la Comisión Directiva del Hospital Israelita de la era Astrovsky) e hicieron ingresar a gente de algunos grupos de singles sin vinculaciones previas con Avodá”.
Sobol se mostró ofuscado con el resultado y lo consideró injusto porque está convencido de que en las internas se castigó la posible continuidad de la renovación iniciada por Kaul. Refiriéndose al actual Presidente de AMIA y el resultado de estas elecciones internas aseveró que “la calle lo ama pero el establishment (de su partido) lo odia”. Y ahí, según él, reside el verdadero motivo de su derrota dentro de las filas de su partido.

Luis Grynwald: Proveniente de la industria textil, y countrista de ‘Mi refugio’, Grynwald conforma la actual comisión de la AMIA como vocal. Sin embargo su nombre viene tomando fuerza, tal vez, como representante de los hombres históricos de Avodá que no terminaron de aceptar el alto perfil de Kaul y su decisión de no atender las ideas y propuestas de la dirigencia de su partido en muchas de sus actitudes políticas.
Grynwald fue el tesorero de la gestión de Alberto Crupnikoff cuando explotara la bomba en el edifico de la AMIA en 1994. En aquella época menemista, y no sólo por la violencia de los atentados a la Embajada y la AMIA misma, a aquella Comisión Directiva se la recuerda por tener que sacar adelante a la AMIA en medio de su peor crisis institucional provocada por la bomba, ejecutar la primera gran racionalización de personal en la institución y finalizar el proceso de liquidación del histórico colegio secundario Rambam.
Grynwald, recordado en particular como un hombre de carácter y ejecutividad, tiene su celular cerrado; lo que habla claramente de que está en período de armado final de su Consejo Directivo. “No hablará hasta que esté maduro y tenga armado el equipo” dijeron desde la oficina de Prensa de la AMIA.

Hasta el próximo 27 de marzo hay tiempo para registrar las listas que dirimirán la futura conducción de la AMIA. Por ahora habrá que esperar si Sobol decide su presentación (para lo que habrá que llegar a la semana próxima) y se rumoreaba de una posible lista encabezada por Juan Ofman (del Club Náutico Hacoaj).

Veremos quién o quiénes llegan. Y cómo.

DAIA

La DAIA vive un momento realmente crítico a consecuencia de la definitiva irrepresentatividad política de sus máximos dirigentes en ejercicio: Jorge Kirszenbaum y Julio Toker.
A tal punto es el problema que está en serio riesgo la continuidad del normal funcionamiento de sus actividades si esta dirigencia continúa al frente.
Gilbert Lewi está llegando al límite máximo de su licencia que vence, concretamente, el próximo 31 de marzo. En lo que queda hasta ese día deberá decidir si retoma el mando de la DAIA o da, definitivamente, un paso al costado.
Para poder abonar los sueldos a sus empleados, la DAIA ya está utilizando fondos anticipados de las funciones del Teatro Colón que vende por medio de la Fundación Amigos de la DAIA. Nueva Sión pudo establecer -a pesar de la negativa de su Director Ejecutivo, Claudio Avruj- que los salarios -al mes de febrero- se encontraban atrasados en un mes.
Al ser una organización techo de segundo orden, la DAIA requiere, para funcionar, del aporte de sus instituciones afiliadas las cuales no están cumpliendo con su compromiso. Nadie lo dice públicamente, pero se debe al desgaste producido por una incorrecta gestión política de sus máximos exponentes.
Para ejemplificar este hecho basta enterarse de los dichos de Kirszenbaum en una mesa chica en la que reconoció su fracaso en recaudar fondos para la institución. Lo que Kirszenbaum no lee, y bien debería hacerlo, es que su fracaso -en términos recaudatorios- no se debe a su mayor o menor conocimiento de cómo pedir, sino que es el resultado de los reiterados errores políticos cometidos por los cuales las instituciones -a pesar del máximo silencio al respecto- no están dispuestas a sostener a esta dirigencia en la cumbre (con estrategias como la que han desplegado acerca de la causa AMIA, su confrontación con el Gobierno y los familiares de las víctimas, la defensa enconada de Juan José Galeano, etc.).
Nadie exige renuncias, es cierto, pero también es cierto que la DAIA está asfixiada por su propio cuerpo de dirigentes e instituciones que la componen.
No resulta casual, a ojos de cualquier atento observador, que hayan reiniciado los almuerzos con políticos del Gobierno, y además que éstos se estén realizando fuera de las oficinas de la DAIA, lejos de la AMIA y en lo que resulta un terreno más neutral para todos: en el ámbito de un hotel de la zona del Abasto.

Si Lewi reasume, tendrá que aplicar algunas inyecciones de confianza y remontar los números rojos que Kirszenbaum y los suyos le dejen. Recomponer la imagen de la institución ante el Gobierno no sería un problema para él dado que los lazos nunca se cortaron, ni aún en los momentos más críticos de su enfermedad.
Si Lewi no reasume, es muy probable que haya que llamar a elecciones anticipadas y reconvenir los pactos mínimos de confianza entre una dirigencia y una comunidad para que, definitivamente, decidan dejar atrás los fantasmas de la continuidad berajista que Lewi había venido a romper.

Que los tiempos cambien, en AMIA y en DAIA -como vemos- no depende exclusivamente de los máximos dirigentes. Es una tarea de todos. Cada uno desde su lugar; pero de todos.