«Lo más inquietante de Eichmann es que no era un monstruo, sino un ser humano», había declarado Malkin, quien vivía retirado en Nueva York como especialista en contraterrorismo desde 1977, tras 27 años de servicio en el Mossad (el servicio secreto de Israel).
El 11 de mayo de 1960, cerca de las 20.30 horas, Malkin se acercó a Eichmann en la calle Garibaldi de la localidad bonaerense de San Fernando, provincia de Buenos Aires, y lo capturó por la fuerza junto a otros compañeros.
Luego de mantenerlo secuestrado durante 10 días, Malkin, un especialista en disfraces, logró introducir a Eichmann drogado, como si fuera un ayudante de vuelo borracho, en un avión de la compañía aérea israelí El Al con destino a Tel-Aviv. El vuelo había llegado especialmente a la Argentina en lo que, parecía, iba a gestionarse un intercambio de rutas aéreas entre El Al y Aerolíneas Argentinas.
Peter Malkin formó parte de esta operación del Mossad gracias a sus conocimientos de alemán. El agente tenía motivaciones particulares para cazar a Eichmann dado que una hermana suya (Fruma) y tres de sus sobrinos habían sido asesinados en el Holocausto.
Malkin fue catalogado por el diario israelí ‘Maariv’ como «una de las grandes figuras de la historia del Mossad».
Israel prometió buscar, capturar y llevar a la justicia a los jerarcas nazis. El Mossad, localizó a Eichmann en Argentina. En su libro de memorias, ‘Eichmann en mis manos’, Malkin recuerda que le dijo a Eichmann, simplemente, «un momentito, señor», antes de secuestrarlo. Luego confesaría que eran las únicas palabras que sabía en castellano.
Malkin agarró a Eichmann por el brazo y lo arrojó al suelo, mientras otro agente lo sujetaba de las piernas para introducirlo en un automóvil que lo trasladaría hasta donde permaneció escondido hasta trasladarlo al avión de El Al disfrazado de un piloto ebrio.
Eichmann fue juzgado en Jerusalem y ahorcado en 1962.
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