Barghouti, de 45 años, está deafía al líder interino Abú Mazen, un pragmático de 69 años que parece tener el apoyo tácito de Israel y los Estados Unidos.
Su anuncio profundiza la lucha por el poder dentro del movimiento Al Fatah entre la vieja guardia de políticos como Mazen -que regresó del exilio junto con Arafat, desde Túnez, en 1994- y una nueva generación de activistas que lideraron las dos intifadas en Cisjordania y la Franja de Gaza.
Al Fatah designó a Abú Mazen como su candidato, principalmente con el apoyo de la vieja guardia.
Los activistas más jóvenes, representados en parte por Barghouti, están buscando una mayor participación en el poder.
Barghouti se postulará en los comicios como independiente, lo que amenaza con dividir la votación.
Barghouti está cumpliendo con cinco condenas a prisión perpetua por su participación en ataques contra israelíes. Las autoridades israelíes, por ahora, descartaron la posibilidad de dejarlo en libertad, sea cual fuese el resultado en las elecciones.
El ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Silvan Shalom, calificó a Barghouti como un «asesino». Mientras tanto, sus seguidores manifestaron que esperan que la comunidad internacional presione a Israel para que lo libere.
Tanto Abbas como Barghouti respaldan la creación de un estado palestino en Cisjordania, la Franja de Gaza y el este de Jerusalem.
Mientras Abú Mazen se ha expresado en contra de la violencia y afirmó que el actual levantamiento ha sido un error, Barghouti justificó los ataques contra soldados y colonos israelíes en Cisjordania y Gaza, al considerarlos como una legítima resistencia a la ocupación.
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