Tal aspecto de la vida de Mengele se encuentra en cartas entre otros 85 documentos encontrados en la sede de la Superintendencia de la Policía Federal de San Pablo.
Los papeles muestran detalles inéditos sobre Méngele, jefe del servicio médico del tenebroso campo de concentración de Auschwitz (Polonia) de 1943 a 1945, donde experimentó con prisioneros tesis seudo-científicas.
La mayor parte de las más de 20 cartas fueron escritas a Méngele por su amigo de origen austríaco Wolfgang Gerhard, cuyo nombre y documentos adopto el nazi en Brasil para burlar la persecución de que era objeto.
Gerhard, aunque del partido nazi, no era un fugitivo.
En una carta de cuatro páginas escrita en noviembre de 1974, Gerhard que ya había vuelto a Austria en 1971, aconsejó a Méngele hacer lo mismo antes de que ‘estuviera demasiado viejo para viajar’.
De acuerdo con el diario, que cita una biografía del médico nazi publicada en 1986, este cayó enfermo en 1972, por una bola de cabello que obstruyó su intestino, lo cual le causaba punzantes dolores.
Había desarrollado el hábito de morder la punta de su bigote a causa de la tensión de estar en constante fuga, por lo cual trató de encontrar un hospital en este país pese al peligro que eso entrañaba.
Gerhard conoció a Méngele en Brasil y antes de regresar a Europa le dejó sus documentos de identificación que adoptó el nazi.
Cuando Méngele salió de Alemania en 1948, se dirigió a la Argentina por idea de su padre.
Años después huyó a Paraguay para radicarse definitivamente en Brasil donde fue enterrado en 1979 en el cementerio de Embu, a 27 kilómetros de San Pablo, bajo la identidad de su amigo y protector Wolfgang Gerhard.
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