“Ya se está construyendo la Historia Oficial 2”

“Nercellas no sólo hace de la supuesta existencia de una Trafic-bomba la piedra basal de su exposición, sino también ratifica las líneas maestras de una ‘Historia Oficial’ que ya se ha comprobada falsa (que Telleldín le haya dado aquella Trafic a los policías bonaerenses absueltos), e insiste en la jamás acreditada responsabilidad última de Irán”.

Por Juan Salinas

Nercellas y sus mandantes de la DAIA son los mejores amigos que tienen los asesinos, ya que han hecho como los teros, dedicándose sistemáticamente a desviar las pesquisas hacia vías muertas, por lo que ha llegado la hora de preguntar y preguntarnos por qué la DAIA y Menem, o gobiernos de Israel y Argentina, han coincidido en lanzar cortinas de humo con la esperanza, hasta ahora cumplida, de que impidan ver quiénes y por qué han volado la Embajada de Israel y la AMIA.
Por supuesto, para apuntalar el edificio en ruinas de la ‘Historia Oficial’ mientras se construye aceleradamente una ‘Historia Oficial 2’ (que Telleldín le habría dado la supuesta Trafic-bomba a sirios que se la habrían dado a su vez a Rabbani), debe acudirse a una argamasa verosímil, y Nercellas apunta a Corach como el arquitecto del encubrimiento, seguramente diciendo la verdad pero omitiendo que su cliente, Rubén Beraja, estuvo siempre enterado al milímetro acerca de las trabajosas negociaciones que emprendió en nombre de Menem y Corach la fallecida camarista Riva Aramayo, negociados que desembocaron en el pago de más de 400.000 dólares a Telleldín para que acusara falsamente a Ribelli, Ibarra y compañía.
En cuanto al tema del famoso testigo “C”, Abolhasan Mesbahi, y su supuesta acusación acerca de que Menem habría cobrado 10 millones de dólares de Irán a cambio de bajarle el tono a las acusaciones contra ese país: carecen de todo asidero y no tienen ni pies ni cabeza puesto que Menem, si bien genéricamente y sin entrar en detalles, siempre responsabilizó a Irán por ambos atentados.
Mesbahi, un testigo de concepto muy interesante en todo lo que concierne al régimen iraní por pertenecer al bando laico de la revolución que derrochó al Sha (bando encabezado por el ex primer ministro Bani Sadr que, préstese atención, fue derrotado hace ya dos décadas) carece de cualquier detalle acerca de los atentados cometidos en Buenos Aires, ciudad que jamás pisó.
El propio Mesbahi negó haber dicho lo que le atribuyeron, aunque no que Menem haya cobrado esa suma de Irán en un banco de Ginebra, “retorno” seguramente vinculado a la cuadriplicación de las compras iraníes en Argentina en el período 1994-1998.
Respecto a esta negativa, Nercellas critica al ingeniero Stiusso, alías “Stiley”, el verdadero poder detrás del trono en la SIDE , que la obtuvo a espaldas del juez. Debemos alegrarnos de que encubridores de tanto fuste como Nercellas y la DAIA -por un lado- y Stiusso, por el otro, hoy estén enfrentados.
Que la Nercellas, abogada del menemista Beraja y de la hiper menemista DAIA que presidía, acuse ahora con toda razón a Stiusso de haber practicado el “sicarlismo” y ser abanderado de los “chupamenem” es alentador en momentos en que los rumores de que Stiusso tiene un perfil de impunidad. Mientras Stiusso siga al frente de la SIDE, el encubrimiento está garantizado.
Además de Stiusso, Nercellas critica a la Unidad de Investigación Especial del Poder Ejecutivo, liderada por Alejandro Rúa, y a la Oficina Anticorrupción, de Daniel Morín.
Nercellas dice cosas que, de ser ciertas, me dejarían boquiabierto. Por ejemplo que “la famosa pista siria de Kanoore Edul y Haddad, se encuentra aún abierta. Y se encuentra abierta porque la DAIA (y no el Ministerio Público, no el juzgado, no las personas que hoy denuncian la pista siria como una nueva pista aparecida espontáneamente) apeló el sobreseimiento que se había dictado respecto de estas personas. A riesgo de equivocarme, diría que miente alevosamente.
Dice que está segura que los “autores intelectuales” de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA son los mismos. Yo estoy seguro de que los autores materiales fueron los mismos, y que hasta tanto no se los atrape, no existe la posibilidad de detener a los instigadores, hayan sido los mismos en uno y otro caso o hayan sido distintos.
Toda la sanata de la Nercellas sobre las “treinta y pico” personas que habrían muerto acribilladas por pedazos de chapa supuestamente proveniente de la supuesta camioneta-bomba, obvia que en las autopsias las medidas de los trozos de chapa azul que se encontraron son consignadas con dos valores, es decir, en dos dimensiones y no en tres. Y esto es porque, de establecerse las tres medidas se hubiera visto que los pedazos de chapa no provenían de una Trafic, sino de un volquete. Y en cuanto al infortunado portero del edificio de enfrente a la AMIA, el entrerriano Tito Díaz, dice que murió atravesado por un amortiguador de Trafic de 40 cm. La verdad es que el cadáver de Díaz estuvo extraviado por más de 24 horas; fue ingresado a la Morgue como el cuerpo de una mujer y, según la Historia Oficial (versión original) defendida por la Nercellas, recién se descubrió que tenía un amortiguador cuando se lo sometió a los Rayos X. Lo curioso es que el amortiguador, de 40 cm. no podía estar entre la base del cráneo y la axila sin sobresalir. Y entonces, ¿a qué viene el cuento de los Rayos X?
Nercellas es cuidadosa tanto con Lanata como conmigo y con Levinas. Se cuida mucho de injuriarnos. Respecto a lo que dice de mí, por supuesto que la AMIA no me despidió. Yo facturé mensualmente durante 1995, 1996 y la primera mitad de 1997 para hacer una investigación. A mediados de 1997 publiqué mi libro, en el que no llegó a poner abiertamente en duda la existencia de una Trafic-bomba, pero manifesté -por ejemplo- mi certeza de que la postura de un volquete frente a la puerta de la mutual, escasos minutos antes de su voladura, fue parte de la operación terrorista; y que en ésta parte está involucrado el médico del presidente Menem, Alito Tfeli.
La aparición de mi libro en las vísperas del tercer aniversario del ataque fue muy traumática para la DAIA, tanto que mientras yo me encontraba en los Estados Unidos invitado por la B’nai B’rith, me envió varios telegramas amenazando con acusarme judicialmente de… ¡antisemita!
Tan traumático fue que la DAIA obligó a la AMIA a contratar de inmediato a juristas como Zaffaroni, Arslanian y Gil Laavedra para confeccionar de inmediato un opúsculo titulado ‘La Denuncia’.
Al igual que mi libro, este folleto fue publicado por la editorial Planeta, que nunca jamás volvió a mencionar mi libro. Hasta el punto, ya no digo de no hacerle publicidad, sino incluso de censurar un amplio reportaje que me había hecho Gabriela Esquivada para el house organ de la propia editorial, donde jamás se lo mencionó.
Aun así, la AMIA fue lo suficientemente elegante como para pagarme hasta el último día del año. Poco después, el abogado de la AMIA, Luis Dobniewsky, aparecía involucrado en maniobras de “apriete” a la viuda de Pablo Escobar que encabezaba Victor Stinfale, abogado de Telleldín y de Monzer al Kassar, principal sospechoso de haber impulsado ambos atentados.
Confirma elípticamente que el Mossad desembarcó junto a los socorristas israelíes y que su hipótesis exclusiva era que se había utilizado una camioneta-bomba. Dice sin faltar a la verdad que la supuesta apertura de los arvhivos de la SIDE a las partes es un auténtico bluff y arremete contra Cristina Fernández de Kirchner, señalando que firmó un informe que elogiaba al juez Galeano y daba por acreditada la existencia de una Trafic-bomba.