“Era verdad, el viento ya había entrado adentro de mí. Y este lugar, casi colgado en el medio de las nubes, ya es mío, y desde allí hablo. Tengo una historia en mi mochila. Es enero, Saddam Hussein lanza sus Scud sobre Jerusalem, Haifa y Tel Aviv. De todos esos lugares me han llegado cartas, visitas y cada tanto mi familia y yo contestamos y devolvemos la visita. Israel es muchas cosas, la mayoría me anteceden y algunas, quizá, queden pendientes para mis hijos, pero hoy allí tengo amigos, parientes y a Dani con su familia. Dani es mi primo, tiene 35 años y una esclerosis múltiple que redujo su geografía a una silla de ruedas desde la que planea sus propios intentos de cumbre, la de todos los días. Esa historia, la de los Scud cayendo sobre las ciudades, me resonaba todo el tiempo mientras preparaba mi expedición. La única manera que encontré de unir ambas cosas era llevar una bandera de Israel para colocar en la cumbre, por Dani, y por tantos resistentes… Hace mucho que espero esta pelea, seguramente estoy lleno de historias y personajes que pujan por tener su oportunidad. El lo sabe, de alguna manera nos hemos encontrado, pues vine a encontrar el orgullo que se necesita para gastarse todo ya. Y traje una bandera, la de Israel…”
– Subí por la bandera, comenta Jait a Nueva Sión.
-Fue mi espíritu y mi fuerza para ascender. Y la bajé conmigo para que no se la lleven como el souvenir de un casamiento.
El libro trasunta la fuerza del espíritu, el desafío de conquistar lo inconquistable por conquista de la sabiduría empírica que aporta una experiencia única como es la de hacer cima en una de las montañas más codiciadas por andinistas de todos los rincones del planeta.
Luis Jait hizo cumbre en su tercer intento de ascensión. Desde la lectura de su libro, el lector podrá seguir esos derroteros hasta llegar a la cima de una lectura amena, poderosa y bella en imágenes.