Entre las acusaciones por las que ha sido condenado Omri, está la de violar la Ley Electoral para favorecer a su padre con la recaudación de donaciones siete veces superiores a lo permitido cuando competía por el liderazgo del Likud, en 1999.
Omri Sharón también ha sido condenado por haber prestado falso testimonio en relación a cómo obtuvo el dinero que, según sus declaraciones, fue a través de un millonario empresario residente en Sudáfrica y viejo amigo de su padre.
El hijo de Ariel Sharón admitió la mayoría de los cargos en su contra y sus abogados han advertido de que van a recusar la condena.
La jueza Edna Bekenstein declaró, en la sentencia, que la política israelí «debe estar limpia de corrupción, y el papel del tribunal es el de sentar castigos apropiados y educativos. Los objetivos de Omri Sharón eran los de hacerse con fondos ilimitados para la campaña de Ariel Sharón».
Omri, quien renunció a su banca en el Parlamento el pasado mes de enero, estaba acusado de varios delitos, entre ellos el de falso registro de documentos empresariales (empleados para que el monto de las contribuciones superara los límites legales); mentir bajo juramento y violar el código electoral.
Este caso de corrupción que salpicó al propio primer ministro israelí, salió a la luz en 2001 tras una investigación periodística.
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