Los sirios permanecerán hasta abril

Siria ya retiró casi la tercera parte de sus 14.000 soldados acantonados en El Líbano y se espera que el resto esté fuera del país antes de los comicios parlamentarios libaneses de abril. Los 10.000 soldados que quedan en el país han sido emplazados en el valle de la Beká, cerca de la frontera con Siria. Sin embargo, unos 1.000 agentes de la inteligencia de ese país continúan asentados en El Líbano.

El canciller libanés, Mahmoud Hamud, afirmó que las tropas sirias no se retirarán totalmente hasta después que se reúnan los jefes militares de ambos países para analizar su reubicación estratégica.
Hamud también indicó que la comisión militar conjunta establecerá la «duración, fecha y situación de estos asuntos». Hamud hizo estas afirmaciones luego de reunirse en Beirut con Terje Roed-Larsen, enviado de la ONU, un día después de que Roed-Larsen visitara al presidente sirio Bashar Assad. Es la primera vez en que hay un pronunciamiento definitivo sobre cuándo fijará Siria una fecha para la retirada total.
El 5 de marzo, Assad afirmó ante el Parlamento sirio que sus 14.000 soldados serían reubicados al valle del Beká para el 31 de marzo, pero se postergaría un retiro completo hasta después de que se efectúen negociaciones posteriores.
Siria ha sido la principal influencia política en El Líbano desde que en 1976 envió soldados para ayudar a sofocar una guerra civil. Las fuerzas, en ocasiones con más de 35.000 hombres, permanecieron en territorio libanés después de que la guerra concluyera en 1990.

Karamé

El presidente libanés, Emile Lahoud, volvió a nombrar Primer Ministro al pro sirio Omar Karamé, a quien pidió la formación del nuevo Gobierno, diez días después de que el ex jefe de Gobierno presentara su dimisión ante la creciente presión popular.
El anuncio, realizado por el portavoz de Lahoud, Rafik Shalala, se produjo tras el encuentro del Presidente con el presidente del Parlamento, Nabih Berri. Karamé tenía prácticamente garantizada su reelección ya que 71 de los 78 diputados consultados por Lahoud habían defendido su candidatura.
«A las dificultades que todos conocemos no podremos hacerle frente sin un gobierno de unidad nacional», afirmó, asegurando que «extenderemos nuestra mano y esperaremos a ver lo que hace la otra parte», en referencia a la oposición. En este sentido, hizo un llamamiento al diálogo político y dijo que intentará formar un gobierno que incluya a todas las facciones. Asimismo, advirtió de «peligrosos resultados impredecibles» para la economía de Líbano si el vacío político y las protestas en las calles continúan.
La oposición había criticado la nueva designación de Karamé y afirmó que el gobierno de unidad nacional es una trampa para llevar a los miembros de la oposición al gabinete sin darles voz en la elaboración de políticas.
Karamé rechazó las afirmaciones que de manifestaban que su nombramiento había sido influenciado por Siria, afirmando que sus partidarios contaban con la mayoría en el Parlamento y entre el pueblo, en referencia a la manifestación organizada el martes en Beirut por la milicia chiíta Hezbolá en la que se calcula que participaron medio millón de personas.